Recuerdo cuando te soñé por vez primera, con tu voz, tu cara, tu mirada y esa sonrisa pícara que fue mi perdición. Recuerdo contartelo con miedo y con al voz baja, como susurrando un secreto, que estabas en mi, en mi mundo mágico, en mis pensamientos.

Aun tiemblo con recordar tu voz, porque no es fácil encontrar alguien que no dude cuando dice, que tenga tus ganas y tu forma de arder las cosas, pienso esto y me dan ganas de correr. Y digo que será difícil encontrame de nuevo con alguien así, para bien o para mal ya no estas aquí conmigo.

Después de vivirte y de extrañar un sinfin, de sentir los sabores de descubrir cosas nuevas, luego del dolor insaciable del adiós, entendí, quizá un poco tarde o un poco temprano, que todo es, fue y será para mejor, que las heridas son solo marcas de fuerza, que nos vienen tiempos mejores, que tanto mal es solo es principio del fin de la mala racha...