Son pocas las razones por las que puedo quedarme callada. Una es que estoy enojada, la otra que estoy triste o que me quieren hacer llorar y no les daré con el gusto.
Pero existe una pequeña excepción, otra mínima y no por eso menos importante razón por la cual puedo estar callada: cuando me abrazas.
Cuando siento tus brazos estrechando mi cuerpo al menos un segundo, cuando soy la persona más feliz, no necesito mucho más que eso. La seguridad y la paz que me genera tenerte cerca mío y pasarme la vida así, al lado tuyo, desvelada por cada instante que me miras...
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