Existen dos motivos principales por los que soy capaz de temblar:porque tengo mucho frío o porque pienso en el día en que me dijiste que no me ibas a olvidar. De entre estos dos motivos, cíclicamente tiemblo de frío pero ya casi nunca pienso en si me has olvidado. El olvido es un abrazo y un puñal. Es como querer y perdonar a la vez. Es como dolerte. Supongo que por eso prefiero no pensar en él.
Cuando duermo procuro no soñar con cosas extrañas como que puedo volar, o que me besas con amor, porque sé que luego cuando despierte voy a echarte mucho de menos. Pero yo ya no mando en mis sueños. Lo procuro pero no lo consigo. En mis sueños hay besos y vuelos. Existimos.
Te quiero dar las gracias por cualquiera de las veces en las que has estado en mis sueños, aunque no te haya avisado o lo haya hecho con poco tiempo.
Porque eres, cuando estás, cuando te pienso, cuando te quiero y cuando me existes.
Supongo que te quiero, porque sigues haciendo que todo esto sea misterioso y especial.
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