Un aspecto que puedo admirar o detestar de mi es que me amoldo a lo que necesito (o quiero, o aspiro) ser. Puedo ser todo y nada a la vez, una niña caprichosa o una adulta racional, una romántica trillada o una piedra sin sentimientos, la inmaculada santa o la puta reventada, la mas tonta o la mas viva, la buena o la perversa, la ingenua o la pervertida, la humana o la atroz, la mejor o la peor, la víctima o el victimario, la compasión o el desprecio. Puedo ser todas ellas y muchas mas, según lo desee, lo necesite o simplemente ellas quieran salir





"La vida le dio milonga y él bailó..."